Sunday, January 6, 2008

EDEN TROPICAL

Edén tropical
Una civilización absurda
Esta nación merece todos los cuidos, en honor de su agradable clima, su ubicación geográfica, lugares exóticos, exquisitas playas y gente humilde, porque no obstante el desorden, es un edén tropical. Un rincón que las ballenas prefieren como escenario de amor
Por Ramón Alburquerque / El Caribe
Domingo 6 de enero del 2008 actualizado a las 12:09 AM

Hay que reaccionar, ante tan baja visibilidad urbana, a las alergias, asmas, bronquitis, alteración nerviosa y respiratoria, cáncer, y otras dolencias, todas son resultado de las lluvias ácidas, la peor secuela de la revolución industrial.

El agua pura tiene pH de 7.0, pero la lluvia registra 5.6 por el anhídrido carbónico disuelto en forma natural, sin embargo, en las lluvias ácidas la acidez es casi vinagre, encontrándose casos de 4.0 y aun menos.
República Dominicana con poca industrialización y gran pobreza, con un vehículo por cada 5 habitantes, y un consumo de electricidad bajísimo, lamenta que sus ciudades, entre ellas Haina, figuren entre las diez más contaminadas del mundo, junto a Linfen, Ranipet, La Oroya, Kabwe, Norilsk, Chernobyl, Miuu Suu, Dzerzhinsk y otras.

Esto se debe a la inobservancia de las normas ambientales. Su gobierno ha ratificado diversos protocolos y acuerdos internacionales sobre medio ambiente, pero no ha desarrollado conciencia ecológica y de protección ambiental, ni hace inversiones que fortalezcan la institucionalidad del sector.
La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y recursos naturales tiene una visión cualitativa sobre los problemas, y las tesis universitarias versan en torno a superficialidades. La dirección general de normas y sistemas de control de calidad lucha por ganar respeto social sin éxito, mientras tanto, cada quien hace lo que se le antoja.
La sociedad debe afrontar estos temas cruciales con rigor a fin de asumir control de los frágiles sistemas, en franca degradación, con el propósito de recuperarlos y reestablecer el equilibrio.
Por ejemplo, el consumo nacional de hidrocarburos es de 52 millones de barriles, es decir, 7.2 millones de toneladas al año, el 0.5% de azufre representa 36 mil toneladas a la atmósfera, que a su vez generan 112 mil toneladas de ácidos, el cual diluido al 5%, basta para degradar gravemente la biosfera. Por otra parte, el uso de carbón mineral mucho más rico en azufre produce otro tanto.

La sumatoria total de derivados de azufre y de nitrógeno, junto a otros contaminantes, consolidan una carga mortal que aseguran un futuro sombrío.
Hay que ejecutar, sin posposición, los Programas de Lluvias Acidas, recomendados por la Regulación Interestatal de Aire Limpio (CAIR), auspiciados por Naciones Unidas. La aplicación parcial de estos programas, a EUA le ahorrará más de 50 billones de dólares al año, a nosotros nos reportaría proporcionalmente 1.3 billones de dólares, equivalentes a, 55 mil millones de pesos.
Las lluvias ácidas se combaten cambiando hacia combustibles amigables al medio ambiente, como el gas natural, el bio-diesel y el etanol; aprovechando el potencial hidroeléctrico, solar, eólico, geotérmico, de biomasa y mareomotriz; reemplazando motores de combustión interna por unidades eléctricas, y a hidrógeno, imponiendo normas de sanción a la ineficiencia.Hay que premiar la reducción de contaminantes, y castigar las emisiones.
Hace treinta años Londres era gris, y abrumada por el tránsito, con poca visibilidad, la insalubridad le amenazaba, usaba carbón mineral para la calefacción, una metrópolis de lujo teñida de hollín, afortunadamente, hoy luce limpia, como Stokolmo, Oslo, París, Cádiz y Zurich. En esta lista quiero inscribir mi país.

SE MATA LA BIOSFERA

La contaminación de las aguas superficiales por las lluvias ácidas, las hace más improductivas cada día, se matan nutrientes, huevos, larvas, alevines, peces adultos, y el plancton enrarece. El bajo pH libera hidrógeno ionizado que lava los metales dejando las aguas sin alimentos.

En los bosques se dificulta el crecimiento, y desaparecen los microorganismos fijadores de nitrógeno, esenciales al desarrollo de la foresta. Las especies vulnerables sucumben y las demás se debilitan.

El estrés no solo afecta las personas sino también la flora y la fauna. Las plagas invaden bosques y plantaciones. La corrosión destruye las infraestructuras públicas y privadas. Los ácidos atacan el carbonato cálcico dañando viviendas, edificios y monumentos.

Los equipos electrodomésticos duran poco. Los arrecifes de corales yacen moribundos mientras barcos y cloacas vierten sus descargas letales. Hay que proteger la biosfera, la salud del planeta, aplicando los protocolos internacionales que controlan la contaminación. Hay que preguntarse, ¿un gobierno incapaz de manejar presas, sabrá aplicar normas para reducir las lluvias ácidas?

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